El alza sostenida de la carne obliga a lomiteros y asaditeros a subir precios de forma gradual, priorizando calidad y fidelidad de la clientela en Asunción y alrededores.


La suba constante de la carne ya se siente en la vereda gastronómica. Los puestos de lomitos y asaditos, íconos del menú callejero, aplican ajustes para sostener insumos y calidad sin romper el bolsillo del cliente. La decisión, afirman, busca preservar el sabor que los hizo populares.


El impacto golpea, sobre todo, a locales que trabajan a diario con cortes vacunos. Allí, el costo mayor se traslada de manera medida a los platos más pedidos. El objetivo es evitar recortes de porciones o cambios en la receta.


En ese marco, Juana Cubilla, al frente de un puesto de lomitos, aplicó un reajuste de G. 2.000 por unidad. La medida apunta a cubrir el incremento del insumo principal y mantener el estándar del producto. Señaló que el ajuste no persigue márgenes extra, sino equilibrio operativo.


Cubilla indicó que el sándwich de lomito y el lomito árabe concentran la mayor demanda. Su emprendimiento emplea a unas diez personas y depende del flujo diario. Según relata, la clientela comprende que un aumento moderado permite conservar el mismo nivel de siempre.


El problema no se limita a la proteína. La caja de tomate llegó a G. 240.000 y la bolsa de cebolla a G. 75.000, lo que añade presión al costo total. Aun cuando algunos vegetales fluctúan, la percepción en los puestos es que la carne, una vez arriba, rara vez retrocede.


En la avenida Rodríguez de Francia, Jorge Duarte confirmó un escenario similar en su tradicional parrilla de asaditos. El asadito de carne vacuna pasó a costar G. 10.000, con la premisa de no tocar gramajes ni técnicas. Para el propietario, la calidad es el principal diferencial en la preferencia del consumidor.


Duarte sostiene una base fiel de compradores, construida con años de trabajo. La preferencia por la carne permanece alta, lo que permite administrar la transición de precios con cautela. El plan es resistir lo más posible antes de nuevos ajustes, con comunicación clara al público.


Según Duarte, los embutidos y otros insumos se mantienen relativamente estables. Sin embargo, la tendencia hacia fin de año proyecta más presión en la proteína vacuna. Si el costo vuelve a subir, el comercio se verá obligado a revisar la lista una vez más.


El mapa local muestra a pequeños negocios recalibrando para no perder calidad ni clientes. La estrategia combina incrementos acotados, compras más eficientes y control del desperdicio. Mientras la carne marque el ritmo, el mostrador seguirá ajustando para que el sabor no cambie.


Fuente: ABC Color