El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo francés, Emmanuel Macron, anunciaron un alto el fuego entre Israel y Líbano, efectivo por 60 días. La tregua, acordada por ambas naciones, pretende frenar el conflicto armado con Hezbollah, marcando un paso importante hacia la estabilidad en la región.

El pacto incluye tres fases: el repliegue de Hezbollah al norte del río Litani, la retirada de las tropas israelíes del sur de Líbano y negociaciones sobre la delimitación fronteriza. Este acuerdo surge tras intensas negociaciones mediadas por Estados Unidos y respaldadas por Naciones Unidas.

Israel, aunque ha aceptado el alto el fuego, mantiene el derecho a la defensa ante cualquier violación del pacto. El primer ministro Benjamin Netanyahu aseguró que su país responderá con fuerza si Hezbollah intenta rearmarse o renovar actividades cerca de la frontera.

Por su parte, el gobierno libanés asumirá mayor control territorial en el sur, apoyado por cascos azules de la ONU. Este despliegue tiene como objetivo garantizar que Hezbollah cumpla con el retiro de sus fuerzas armadas, promoviendo la paz en una región históricamente conflictiva.

El alto el fuego permite que civiles desplazados por los enfrentamientos regresen a sus hogares. En los próximos 60 días, las tropas israelíes y los civiles evacuados abandonarán el sur del Líbano, mientras las comunidades inician esfuerzos de reconstrucción.

El acuerdo no ha estado exento de controversias. Sectores políticos israelíes y comunidades del norte expresaron escepticismo sobre las garantías de seguridad. Netanyahu reiteró que Israel intervendrá si Hezbollah incumple los términos.

Aunque el camino hacia la paz definitiva es largo, este alto el fuego representa una oportunidad para reducir tensiones y avanzar en la delimitación de fronteras. El compromiso de todas las partes será esencial para el éxito del acuerdo.

Fuente: Clarín