Fretes contó que en esta época del año su taller se convierte en un verdadero hervidero de costuras, ideas y clientes que buscan sorprender con atuendos únicos. 

“Las ventas y alquileres aumentan muchísimo en estos días. Halloween ya forma parte del calendario comercial paraguayo, y cada año se nota más su impacto”, afirmó.

La emprendedora destacó además que la festividad ya no se limita a niños o fiestas particulares. “Hoy vemos decoraciones temáticas en locales gastronómicos, comercios y hasta cadenas internacionales que se suman a esta tendencia. Cada año crece más y eso genera movimiento en muchos sectores”, agregó.

Con una trayectoria que combina arte, creatividad y perseverancia, Lili es una de las pocas encarnacenas que mantiene la confección de disfraces como actividad permanente, ofreciendo también trajes para obras teatrales, eventos institucionales y actividades escolares durante todo el año.

Halloween, más que una celebración importada, se consolida así como una oportunidad para el comercio local y para artistas como Lili, que con hilo, aguja y mucha imaginación, dan vida a las ilusiones de grandes y chicos.