La homilía destacó la lucha entre el bien y el mal y la necesidad de vivir según la sabiduría divina
- 08/12/2025
- Por Edicion Prensa
En la celebración de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, Monseñor Francisco Pistilli, obispo de Encarnación, presidió la homilía en el Santuario de Itacuá, llamando a los fieles a renovar su fe y a reflexionar sobre la pureza del corazón humano. El obispo presentó a la Virgen María como modelo de gracia y santidad, describiéndola como la “tierra sin mar”, un corazón limpio donde la creación redimida por Cristo encuentra su renovación.
Durante su mensaje, Pistilli enfatizó que, pese a la presencia del pecado y el desorden en la vida diaria, cada persona tiene la responsabilidad de elegir entre el bien y el mal. Comparó esta lucha interior con una fábula en la que dos globos representan las fuerzas del egoísmo y del amor, explicando que el que se alimenta con nuestras acciones dominará finalmente nuestro corazón.
El obispo instó a los fieles a vivir coherentemente con los valores cristianos, rechazando toda forma de abuso, injusticia y corrupción, y promoviendo la unidad, la justicia, la libertad y la paz en la sociedad. Señaló que la verdadera conversión implica decir “no” al pecado y “sí” a Dios de manera sincera, transformando no solo la propia vida sino también las relaciones con los demás.
Asimismo, Pistilli subrayó que la fe en María y la confianza en el plan de Dios permiten superar la influencia del mal y vivir como auténticos hijos de Jesús. Concluyó exhortando a los presentes a ser ejemplo en sus hogares y comunidades, demostrando que la gracia divina puede guiar los corazones y reconstruir la armonía social siguiendo el ejemplo de la Virgen Inmaculada.