La obesidad es un problema de salud que afecta a 7 de cada 10 paraguayos según las estadísticas generales, una afección que impacto no solo en lo físico sino también en la mental.


La licenciada en nutrición, Lorena Benítez, del staff de profesionales de Rapidoc, comparte algunos aspectos sobre el impacto de esta enfermedad.

La obesidad no solo impacta en la salud física, sino también en la mental, pues las personas con esta afección tienen mayor riesgo de padecer depresión, ansiedad y estrés, además de trastornos del sueño. La nutricionista hace un abordaje rápido sobre las principales características y los mecanismos de acción para tratar la enfermedad, con aspectos claves como la prevención y contención.

Un factor que incide en la obesidad, en algunos casos, es la genética ya que si uno de los padres presenta la misma afección existe un riesgo del 40 % a 50 % de que el escolar o adolescente también presente sobrepeso u obesidad. En caso que ambos padres estén con esta condición, estamos hablando de un 60 % a 80% incluso con lo que claramente tiene que ver con la genética, pero mucho más con los hábitos que adquirimos en la casa, explica.

“La mala alimentación, la vida sedentaria y el estrés, son factores que contribuyen a aumentar el número de personas afectadas. Es fundamental concientizar sobre el impacto de la obesidad en la salud, no solo se trata de un problema de peso, sino también es el antecedente más importante de otros problemas de salud como la diabetes, la hipertensión arterial, problemas con el colesterol y enfermedades cardiovasculares”, expresa.

La profesional menciona que hoy por hoy, el sobrepeso representan una enorme carga para los servicios de salud, además de ser la mayor causa de mortalidad en el país y en el mundo. Es por ello que la prevención es clave para combatir esta enfermedad, y las principales recomendaciones incluyen mantener una alimentación saludable y equilibrada con frutas, verduras, carnes magras y reducción de azúcares y grasas saturadas.

Por supuesto, tales hábitos deben estar acompañados de actividad física regularmente, lo que demandaría al menos unos 150 minutos semanales de ejercicio moderado, además de controlar la calidad del sueño, entre otras.

Sin embargo, Lorena remarca que una vez que la obesidad se haya instalado, el enfoque multidisciplinario es la estrategia más efectiva para su tratamiento. Este incluye el apoyo de especialistas en nutrición, psicología, medicina y actividad física, combinando estrategias médicas y conductuales, concluye.


FUENTE: LA NACIÓN