La escena estremeció a vecinos y feriantes, quienes aún aguardan respuestas mientras el cadáver permanece tendido en el mismo lugar donde fue encontrado, cubierto apenas por una sábana improvisada.

Según las primeras estimaciones, el hombre habría fallecido hace al menos seis horas. Se trata de una persona de aproximadamente 50 años de edad, cuya identidad aún no ha podido ser confirmada por la falta de documentos y la ausencia total de familiares.

Agentes de la Comisaría Segunda se encuentran interviniendo en el lugar, a la espera de la llegada del médico forense que deberá determinar las causas de su muerte.

Desde nuestro medio conversamos con uno de sus conocidos, quien entre lágrimas lo identificó solo como “Julio”. Contó que habían compartido una charla la tarde anterior, sin imaginar que sería la última. “Era buena gente, trabajador. Tenía problemas con el alcohol, sí, pero nunca molestaba a nadie. Era muy querido acá”, expresó.

Lo que más duele, repiten varios vecinos, no es solo su muerte solitaria, sino el hecho de que nadie ni un pariente, ni un amigo cercano se haya presentado a reclamarlo.

"Él no es ningún perro para que esté tirado ahí como si no valiera nada", dijo con rabia contenida un poblador. "Vamos a hacer lo que sea para conseguirle un cajón digno y velarlo acá mismo, en la plaza, donde siempre estuvo. No merece irse así."

La historia de Julio, como la de tantos otros invisibles de nuestras calles, interpela de frente a una sociedad que muchas veces mira para otro lado. Hoy, en medio de la indiferencia, son sus amigos de la calle quienes intentan darle un último gesto de humanidad.