La chica de 15 años trabajaba en casa ajena para poder estudiar. A su corta edad la víctima vivió varias situaciones traumáticas


“Este lugar era para mi salvación”, dijo entre lágrimas la víctima, sobre la familia que le dio trabajo cuando no tenía dónde ir.


El 16 de octubre del 2019 una chica de 15 años fue abusada sexualmente por su patrón, en una casa de Ñemby donde trabajaba como empleada doméstica.


El Ministerio Público informó que el hombre de 63 años fue condenado a 14 años de cárcel.

La fiscal Laura Guillén, quien logró la condena, (una de las primeras en el rubro del trabajo doméstico), relató a EXTRA todo el martirio de la joven.


Abusaba de niña

La adolescente prácticamente huyó de su pueblo natal, de Alto Paraná, por el abuso sexual que sufrió desde chica en el seno familiar.


Primero fue violada por su papá y a los 8 años fue sometida por su abuelo. Cuando tuvo la oportunidad huyó de su casa y viajó hacia Asunción con el sueño de terminar el colegio.


Consiguió trabajo en una casa de Ñemby. Estudiaba de noche y llevaba al bebé que cuidaba. Esta situación no agradó a los patrones y la echaron.


Sin saber a dónde ir, la chica se quedó llorando en una parada de colectivo. Por casualidad y como un ángel llegó su profesora. Le contó todo y prometió ayudarla.


Fueron a la vivienda de otra maestra, quien estaba buscando una niñera para su nieto. La docente la recibió con alegría y la chica creyó que todo estaba resuelto.


Un astuto abusador

La maestra pasaba todo el día trabajando y su marido es quien pasaba más tiempo en la casa.


Al mes de empezar a trabajar, el señor comenzó a acosarla.


“El hombre notó la vulnerabilidad de la nena. Sabía que era temerosa y que no tenía dónde ir”, señaló la fiscal.


Cuando la adolescente limpiaba la casa, él aprovechaba para tocarle.


“El manoseo fue constante. Ella amenazó con contarle a la señora, pero no lo hizo por miedo”, señaló Guillén.


Una tarde el señor le pidió que planche sus ropas. La nena tomó las prendas de vestir y fue a planchar en el patio de la casa. Cuando terminó, el patrón le dijo: “andá guardá en mi ropero”.


La adolescente entró a la pieza y el hombre la tomó a la fuerza. La tiró a la cama y abusó de ella.


La víctima dijo que hizo de todo para escapar, pero no tenía fuerzas contra él. “No tuve de otras que mirar el techo, contar las tejas, y esperar que acabe”, dijo la víctima a psicóloga del Ministerio Público.


Pasaron los días, hasta que una noche ya no aguantó y fue a la casa de su profe y le contó todo.


La patrona encaró al marido frente a la víctima y a la maestra. “La esposa dijo: Esta es la tercera vez que hacés lo mismo. El abusador contestó: empezó jugando y después oiko la oikoa”, relató la fiscal.


La doña al final defendió al marido

La profesora llevó a su alumna a la Fiscalía e hizo la denuncia. En su declaración, la patrona defendió al marido. “Fue un juicio muy accidentado porque el abusador hizo de todo. Chicaneaba, hasta llegó a decir que él era impotente”, indicó Guillén. La víctima volvió a su ciudad y se casó. La víctima quedó embarazada, pero tras un juicio suspendido, perdió a su bebé. Ahora, con 21 años, terminó el colegio y es emprendedora. El abusador apeló, no quiere ir a la cárcel.


Fuente: EXTRA