El cardenal Adalberto Martínez abogó por un Paraguay donde reine la paz y la justicia. Apeló además a un “pacto social” para responder a las grandes inequidades que afectan al país, apoyado por un diálogo franco que logre el bien común.


En su homilía del tedeum por el Día de la Independencia, que se celebró en la mañana de este domingo en la Catedral Metropolitana de Asunción. El cardenal abogó por la gran construcción de la patria que soñamos y nos merecemos, mediante el trabajo mancomunado de todos los sectores.


“Para la gestión mancomunada del bien común se necesitará de la paz y de la reconciliación. La verdadera será paz será fruto de la justicia”, reflexionó.


En esa misma línea, el arzobispo metropolitano de Asunción destacó la necesidad de administrar el país, conforme a lo que establece la Constitución Nacional, que define al Paraguay como un estado social de derecho.


“Podemos decir que estos días mejores también se habrán imaginado nuestros héroes patrios que se animaron a desafiar el yugo de un reino que ya no les garantizaba la justicia ni el derecho”, alegó.


Instó a eliminar enormes desigualdades para reducir la pobreza

Asimismo, hizo hincapié en la importancia de ser justos en el sentido de una economía que administre y distribuya la riqueza, así como los bienes tangibles e intangibles con equidad y sentido de igualdad, eliminando las enormes desigualdades e inequidades que originan la pobreza de casi dos millones de paraguayos. “Mientras exista este estado de cosas no habrá verdadera paz en nuestra República”, remarcó.

En otro momento, recordó que los gobernantes no deben utilizar su poder para favorecer a un grupo político o a un sector económico. Todos debemos trabajar por el bien común, sin embargo por razones de equidad y de justicia, necesitan intervenir decididamente para la promoción humana integral de los sectores más necesitados, enfatizó.


Admitió que no es fácil complacer a todos, estando en el servicio público con el poder conferido en las urnas decimos que queremos escuchar a la gente; el gobernante debe tener la capacidad de ver y escuchar, agregó.


Sobre el punto, pidió escuchar iluminados por la palabra del profeta algunos signos y señales del tiempo que vive el Paraguay, que clama justicia y que si no se dan respuestas adecuadas perturban el orden y la paz.


Pidió transparencia absoluta del proceso electoral

Por otro lado, el cardenal destacó la necesidad de promover la transparencia absoluta del proceso electoral. Los obispos señalan que esta es una condición indispensable para la legitimidad de origen de las nuevas autoridades, posibilitando a su vez la gobernabilidad y la paz social.

En ese sentido, exhortó a los organismos competentes que provean y expongan todas las informaciones que permita generar confianza y tranquilidad, sobre la limpieza del proceso eleccionario y que despejen toda duda.


En ese contexto, reconoció que la patria necesita una profunda transformación moral. Dijo que la corrupción, la impunidad y el crimen organizado corrompen las instituciones y debilitan el sistema democrático, impidiendo la realización del bien común.


“Para lograr este objetivo es necesario fortalecer la institucionalidad y garantizar la independencia del Poder Judicial, del Ministerio Público, de la Contraloría General y la Dirección de Contrataciones Públicas. Señaló que es ineludible transparentar todos los actos públicos y asegurar el derecho de acceso a la información pública”, alegó.


Finalmente subrayó que son impostergables las reformas estructurales que permitan hacer frente a la inequidad económica y social, a fin de que la población pueda acceder a servicios básicos de calidad, sobre todo, a condiciones de oportunidades para una vida plena y feliz.