El cardenal Adalberto Martínez, arzobispo de Asunción, cuestionó a quienes toman decisiones que atentan contra la vida del niño por nacer y afirmó "que el aborto es abominable" desde la conciencia moral y desde las leyes.


Fue durante la homilía de la Misa de Acción de Gracias en la Catedral Metropolitana, celebrada este viernes.

En la Misa de Acción de Gracias por fin de año, el cardenal Adalberto Martínez, arzobispo de Asunción, resaltó que Jesús quiso pertenecer a una familia que experimentó las dificultades de otras tantas más.


“Dios está allí donde el hombre está en peligro, allí donde el hombre sufre, allí donde huye, donde experimenta el rechazo y el abandono; pero está también allí donde el hombre sueña, espera volver a su patria en libertad, proyecta y elige en favor de la vida y la dignidad suya y de sus familiares”, expresó.

Al respecto, sostuvo que la santidad de la familia está en reconocer y aceptar a María como madre, a José como padre y a Jesús como centro de todo. “En primer plano está hoy el recuerdo y la veneración por la familia de Nazaret”, prosiguió el cardenal.

En ese sentido, el arzobispo sostuvo que la historia de la Sagrada Familia “da pie a una reflexión sobre aspectos de la familia en general”.

Seguidamente, explicó que para la sociedad, la familia es el núcleo fundamental en el que se basa su propia existencia y subsistencia. Mientras que para la comunidad cristiana, la familia es la “iglesia doméstica”, cuna de la vida y fuente de todas las vocaciones.

Asimismo, subrayó el respeto y el honor que deben caracterizar las relaciones entre los miembros de la misma familia, sobre todo entre padres e hijos. En este punto en particular, habló sobre el trato que reciben las personas de la tercera edad.

“En el Salmo se resalta la singular presencia de Dios en la familia, en la comunión matrimonial del marido y de la mujer, en la comunión que lleva al amor y a la vida”, dijo y destacó que los valores fundamentales de la persona “se forjan en la familia que, a veces, no es la familia completa, según el ideal de perfección”.

Paraguayos que migran

En otro momento de su homilía, habló sobre los cientos de refugiados que huyen del hambre, de la guerra o de otros peligros graves, en busca de seguridad y de una vida digna para sí mismos y para sus familias.

Al igual que la situación de cientos de miles de paraguayos que se vieron obligados a emigrar y a buscar nuevos horizontes y oportunidades a Argentina, Brasil, Estados Unidos, España, Italia y varios otros países vecinos o de otros continentes.

“En tierras lejanas, incluso cuando encuentran trabajo, no siempre los refugiados y los inmigrantes encuentran auténtica acogida, respeto, aprecio por los valores que llevan consigo. Sus legítimas expectativas chocan con situaciones complejas y dificultades que a veces parecen insuperables”, reflexionó.

Amenaza contra la vida

El cardenal Adalberto Martínez mostró su preocupación respecto a la amenaza contra la vida inocente, sobre todo del niño por nacer. Reprochó que “muchos hoy asuman la actitud de Herodes” y tomen decisiones que atentan contra la vida a través del aborto.

“El aborto es abominable, tanto desde la conciencia moral como desde las leyes. En la República del Paraguay, la Constitución Nacional reconoce y protege la vida desde la concepción hasta la muerte natural”, reprochó.

Acceso a una buena calidad de vida

Martínez también abordó la necesidad de que todos los habitantes de la República accedan a una buena calidad de vida, mediante planes y políticas de Estado que reconozcan factores condicionantes, como la extrema pobreza y los impedimentos como la discapacidad o el de la edad.

En ese sentido, dijo que es necesario y urgente impulsar las políticas públicas que favorezcan su estabilidad e integridad. Martínez reiteró que la inequidad social y estructural del Paraguay amenaza a la paz social.

“El brillo del sol de justicia se apaga por la inequidad en el rancho campesino, indígena. Porque la tierra, el techo, el trabajo, la salud y la educación les han sido negados o despojados”, sostuvo.

Un mundo más equitativo y fraterno

El arzobispo deseó que “los pensamientos con que despedimos el año se constituyan en utopías dinamizantes para mirar con esperanza la patria soñada”.

Lamentó que la inflación económica de estos días siga impactando en los más vulnerables e invitó a promover “la austeridad presupuestaria del Estado, la solidaridad con los sectores carenciados, un verdadero diálogo social” y consensos en el encaminamiento rumbo a las elecciones generales.

Por último, dijo que también hace suya la campaña denominada No manejes ka'úre, que el Hospital de Trauma lanzó con la intención de concienciar sobre los riesgos de manejar vehículos bajo los efectos del alcohol. “Festejemos sin excesos e imprudencias que puedan traer lutos y llantos a nuestras familias por víctimas de accidentes y otras tragedias”, pidió.


FUENTE: UH